No nos damos cuenta muchas veces de la importancia que tienen las cosas que suceden a nuestro alrededor, como un simple gesto de alguien, una película que veamos, un tropiezo que tengamos puede hacernos cambiar para siempre... No solo que puede dar un giro a nuestra vida, sino que incluso puede hacernos cambiar nuestra forma de ser, de pensar y de vivir.
Corría el mes de diciembre de 2010, pasé la nochevieja con mis padres, viendo un partido de baloncesto en la nba por la tele fue mi forma de recibir el año nuevo, había sido un año extraño ese año,y quizá por eso se merecía ese desenlace tan extraño...
Una forma extraña de empezar el 2011, pero yo sabía que el año que empezaba iba a ser un año plagado de sorpresas, de retos y de alegrías. Es ese algo que notas cuando parece que algo va a salirte bien, no sabes porque, pero lo intuyes...
Yo seguí tras la vuelta de las vacaciones de Navidad como siempre...trabajo por las mañanas, master por las tardes, y mis pinitos como autónomo en los ratos muertos que me quedaban...poco tiempo tenia para dedicarme a otras cosas, pero aún así intentaba sacar algo de tiempo para el deporte. "mens sana in corpore sano"- decían los griegos, y no iban para nada faltos de razón. Cuando uno mejor aprovecha su vida es cuando está en armonía su cuerpo y su mente.
Debía haber terminado en el estudio de arquitectura donde trabajaba en diciembre( una de las razones por las que apunté al master en su día, para que cuando acabase de trabajar dedicarme más profundamente a él) pero por suerte entró algo de trabajo nuevo y mi jefe estaba contento conmigo, así que en principio iba a seguir hasta junio. Fue una de las primeras buenas noticias de 2011, y las que quedaban por llegar...
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