Tras unos días de parón por circunstancias que no vienen a cuento, retomo la sana costumbre de escribir, alejado todavía del sentir principal de este blog, ultimamente mi mente está llena de reflexiones que poco tienen que ver con la práctica arquitectónica pero no por ello voy a dejar de compartirlas.
Existen varios tipos de días en la vida, en unos lo ves todo de color de rosa, en otros todo parece negro, pero luego existen otros, los días grises que yo los llamo que son los más frecuentes. Días que sin ton ni son van pasando por delante de nuestros ojos, el típico día de rutina sería el perfecto ejemplo de un día gris, pero y si al final de ese día gris llegas a casa y oh casualidad!alguien se ha acordado de ti y te ha hecho un detallito, cosas tan simples como hacer la cena a tu llegada, un beso apasionado al entrar(en el caso de tu pareja), el ir a recogerte al trabajo en plan sorpresa...pequeños detalles que acaban convirtiendo los días grises en días rosas, porque la mente humana es muy traicionera y se suele quedar con lo último que vivimos, si hemos tenido un día "de mierda"(hablando en plata) y alguien por la noche nos recuerda lo importante que somos para él/ella, nuestra percepción del día cambia y nos vamos con otra cara a la cama, ya no ha sido un día gris, sino un día de rosa en nuestro recuerdo...
Escribir una historia de felicidad es mucho más facil de lo que creen algunos, no hace falta grandes demostraciones ni hechos apoteósicos, simplemente pequeños detalles que hagan terminar cada día con una sonrisa...
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